También conocido como modelo de enseñanza
tradicional o modelo educativo tradicional, el modelo
pedagógico tradicional se caracteriza por la marcada diferencia de
roles entre el alumno y el profesor. En este tipo de sistema educativo el
alumno es un receptor pasivo de la información, mientras que todo el peso del
proceso educativo recae en el profesor, el cual debe ser un experto en la
materia.
A pesar la antigüedad de este, llegó a la cima en la época
de la Revolución Industrial, donde el modelo pedagógico tradicional destacó
por su fácil aplicación y por permitir la posibilidad de estandarizar los
conocimientos, por lo que un solo profesor podía encargarse de la educación
de una gran cantidad de alumnos.
Estos fueron algunos de los motivos por los que este sistema
adquirió tal fama que se constituyó como el modelo educativo de referencia, el
cual permanece hasta la actualidad y es el que se mantiene implementado en la
gran mayoría de centros educativos a nivel mundial, independientemente del
grado académico.
A pesar de su popularidad en tiempos pasados, el
modelo pedagógico tradicional no está exento de críticas. Con el paso del
tiempo, tanto alumnos como los propios cuerpos de profesores, reclaman que este
ha quedado obsoleto; siendo considerado como un modelo predecible, poco
estimulante y que necesita una adaptación urgente a los nuevos tiempos.
Desarrollo y recorrido histórico
El modelo pedagógico en el que un erudito o experto en una
serie de conocimientos transmitía su saber a una serie de alumnos seleccionados
se remonta a las antiguas academias de la Alta Edad Media.
A lo largo de esta etapa histórica, el conocimiento era algo
restringido solamente a la comunidad cristiana, concretamente a los monjes. Por
lo que este sistema educativo se caracterizaba por poseer una fuerte base
religiosa y moral.
Durante un largo período de tiempo, las tradiciones
educativas se mantuvieron delimitadas a la clase religiosa y no fué hasta el
siglo XVIII en el que se produjo una primera revolución educativa.
Esta revolución vino de la mano del que, hasta la
actualidad, ha sido considerado como el padre de la educación moderna: John
Amos Comenius. Este filósofo, pedagogo y teólogo de origen checo creó una
nueva reforma educativa que no tardó en expandirse por toda Europa y que
despertó el interés de todos lo gobiernos por la educación se su pueblo.
A raíz de esta revolución surgieron numerosas teorías,
sistemas y métodos de enseñanza por lo que, con el objetivo de agrupar,
unificar y generalizar estas ideas se creó la primera cátedra de pedagogía;
desarrollada por la Universidad de Halle en Alemania, en el año 1770.
Entre los teóricos de esta época destacan Joseph Lancaster,
creador del movimiento monitorial o mutuo de enseñanza y Johan Heinrich
Pestalozzi el cual aplicó los ideales del movimiento ilustrado a la pedagogía.
Finalmente, con la llegada de la Revolución Industrial, los
gobiernos vieron en el método pedagógico tradicional una oportunidad para
transmitir tanto la educación como los valores que consideraban adecuados a un
gran número de personas al mismo tiempo, por lo que se crearon numerosas
escuelas y centros educativos que facilitaban la expansión de una educación
universal.
A pesar la antigüedad de este, llegó a la cima en la época
de la Revolución Industrial, donde el modelo pedagógico tradicional destacó
por su fácil aplicación y por permitir la posibilidad de estandarizar los
conocimientos, por lo que un solo profesor podía encargarse de la educación
de una gran cantidad de alumnos.
Estos fueron algunos de los motivos por los que este sistema
adquirió tal fama que se constituyó como el modelo educativo de referencia, el
cual permanece hasta la actualidad y es el que se mantiene implementado en la
gran mayoría de centros educativos a nivel mundial, independientemente del
grado académico.
A pesar de su popularidad en tiempos pasados, el
modelo pedagógico tradicional no está exento de críticas. Con el paso del
tiempo, tanto alumnos como los propios cuerpos de profesores, reclaman que este
ha quedado obsoleto; siendo considerado como un modelo predecible, poco
estimulante y que necesita una adaptación urgente a los nuevos tiempos.
Desarrollo y recorrido histórico
El modelo pedagógico en el que un erudito o experto en una
serie de conocimientos transmitía su saber a una serie de alumnos seleccionados
se remonta a las antiguas academias de la Alta Edad Media.
A lo largo de esta etapa histórica, el conocimiento era algo
restringido solamente a la comunidad cristiana, concretamente a los monjes. Por
lo que este sistema educativo se caracterizaba por poseer una fuerte base
religiosa y moral.
Durante un largo período de tiempo, las tradiciones
educativas se mantuvieron delimitadas a la clase religiosa y no fué hasta el
siglo XVIII en el que se produjo una primera revolución educativa.
Esta revolución vino de la mano del que, hasta la
actualidad, ha sido considerado como el padre de la educación moderna: John
Amos Comenius. Este filósofo, pedagogo y teólogo de origen checo creó una
nueva reforma educativa que no tardó en expandirse por toda Europa y que
despertó el interés de todos lo gobiernos por la educación se su pueblo.
A raíz de esta revolución surgieron numerosas teorías,
sistemas y métodos de enseñanza por lo que, con el objetivo de agrupar,
unificar y generalizar estas ideas se creó la primera cátedra de pedagogía;
desarrollada por la Universidad de Halle en Alemania, en el año 1770.
Entre los teóricos de esta época destacan Joseph Lancaster,
creador del movimiento monitorial o mutuo de enseñanza y Johan Heinrich
Pestalozzi el cual aplicó los ideales del movimiento ilustrado a la pedagogía.
Finalmente, con la llegada de la Revolución Industrial, los
gobiernos vieron en el método pedagógico tradicional una oportunidad para
transmitir tanto la educación como los valores que consideraban adecuados a un
gran número de personas al mismo tiempo, por lo que se crearon numerosas
escuelas y centros educativos que facilitaban la expansión de una educación
universal.
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